El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
No importa dónde nos encontremos, en un bosque, en la orilla de un río o en el desierto, si cogemos un puñado de tierra, a buen seguro que estará cargado de vida. Llevamos centenares de años intentando clasificar los seres vivos que nos rodean. Nos hemos fijado en seres vivos grandes y pequeños, los hemos clasificado en especies, identificadas con nombres latinos, y las hemos observado para determinar cómo son, cuáles son sus hábitos, el ambiente que ocupan, etc. Pero, casi todo ese conocimiento se centra en las criaturas cuyos cuerpos están compuestos de muchas células: mamíferos, aves, peces, insectos… Sin embargo, ese afán por clasificar y conocer a los seres vivos apenas nos ha permitido arañar lo más superficial y evidente de la biosfera. Los seres más pequeños y abundantes, las bacterias, continúan en su mayoría, siendo desconocidas.
Conocemos muchas bacterias, pero en comparación con la inmensidad de ellas que existen, tan sólo nos hemos centrado en la pequeña proporción que más se relacionan con nosotros, es decir, las que nos causan enfermedades, las que pueblan nuestros propios cuerpos y superan en una proporción de 10 a 1 nuestras propias células, las que se dejan cultivar en laboratorios o las que realizan funciones que nos benefician, ya sea porque facilitan la fermentación de alimentos o porque favorecen a los animales y plantas de los que nos servimos.
A pesar de ese conocimiento, la inmensa mayoría de especies bacterias que pueblan cada puñado de tierra siguen siendo desconocidas para nosotros. Ahora, eso está empezando a cambiar, gracias al estudio recientemente publicado en Science por un grupo internacional de científicos liderado por nuestro invitado, el investigador español Manuel Delgado Baquerizo Baquerizo, actualmente en la Universidad de Colorado Boulder, USA.
Manuel y sus colegas han recogido muestras del suelo de 237 ubicaciones repartidas por los distintos continentes y las han analizado para descubrir las bacterias que contienen. Como resultado han obtenido el primer mapa mundial que refleja cómo se reparten las comunidades bacterianas de las tierras emergidas de nuestro planeta.
La investigación revela que, aunque la cantidad de bacterias existentes en todos los lugares estudiados es mucha, existen muy pocos taxones bacterianos que logren ocupar una gran extensión de manera que se encuentren de forma persistente en multitud de suelos a nivel mundial. Manuel Delgado Baquerizo y sus colegas detectaron un total de 25,224 filotipos de bacterias, de los cuales tan solo 511 se repetían en casi la mitad de las muestras de suelo recogidas. En otras palabras, a pesar de la abrumadora diversidad de las comunidades bacterianas del suelo, solo una pequeña proporción (2%) de ellos son abundantes y se pueden encontrar en una amplia gama de tipos de suelos.
Los investigadores analizaron más un conjunto de factores ambientales y descubrieron que los tipos de bacterias podían clasificarse en función de propiedades del suelo, como la acidez o alcalinidad, según las regiones fueran húmedas, boscosas, áridas y secas.
Las bacterias del suelo desempeñan un papel clave en la regulación de la dinámica de carbono terrestre, en los ciclos de nutrientes, la productividad de las plantas y en la vida de las criaturas pluricelulares que pueblan el planeta. Por esa razón, conocerlas puede permitir a los científicos construir mejores modelos que permitan averiguar el modo en el que las comunidades bacterianas del suelo varían a lo largo del espacio y el tiempo, así como los cambios que estas experimentan como respuesta a los cambios ambientales ya sean inducidos, o no, por las actividades humanas.Manuel Delgado Vaquerizo nos habla desde los Estados Unidos, concretamente desde la Universidad de Colorado Boulder, donde tiene una estancia como investigador Marie Curíe, un programa de la Unión Europea que apoya la estancia de investigadores posdoctorales en países distintos a los de origen. De hecho, él es natural de Utrera (Sevilla) y, dentro del programa Maríe Curíe, su investigación se conecta en España con la Universidad Rey Juan Carlos, una universidad pública de la comunidad de Madrid.
Referencia:
Delgado-Baquerizo et al, “A global atlas of the dominant bacteria found in soil” Science, 19 Jan 2018, Vol 359 Issue 6373. http://science.sciencemag.org/cgi/doi/10.1126/science.aap9516
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